California
latina: números y educación
TEXTO:
Francis Pisani
Por
primera vez en la historia de California, el 30 de marzo fue
día feriado y pagado en memoria del líder chicano César Chávez.
Ese mismo día se publicaron impactantes noticias sobre el
porvenir latino del estado. De una población de casi 34 millones
de residentes, una tercera parte (32,4%) son latinos o hispanics
, según los términos del censo. No se contó a los indocumentados.
Los blancos no latinos perdieron la mayoría absoluta (46,7%
de la población); los asiáticos son el 10,8% y los afroamericanos,
el 6,4%.
"La
naturaleza hispana de California siempre ha estado ahí. Se
vio temporalmente sumergida entre 1880 y 1960", dijo Kevin
Starr, bibliotecario del estado, al New York Times
. "Eso fue una aberración. Esto es una reafirmación del intrínseco
ADN geográfico del trazo más largo, que forma parte de un
continuo California-México".
El crecimiento debe mucho a lo que Gabriel García Márquez
llamó "la ventaja persistente de la vida sobre la muerte".
Los latinos son más jóvenes y tienen más hijos. En términos
redondos, la población de California aumentó en cuatro millones
en los últimos 10 años. De ese número, tres millones son latinos,
y dos millones se deben a nacimientos y no a la migración.
Pero, ¿de qué sirve ocupar otra vez el territorio si es en
los mismos términos que ayer? Las nuevas cifras, que servirán
de base para la asignación de apoyos federales y de cargos
de representación popular, han de permitir que los hispanos
ganen espacio político. Hay mucho camino por recorrer, pero
el poder real depende cada vez más de la educación. Las cifras
en la materia son preocupantes.
En el campus de San Francisco de la Universidad del Estado
de California, los latinos representan apenas el 14% de los
estudiantes. En la Universidad de Berkeley, apenas el 10,8%.
En cuanto a Stanford, la gran universidad privada de Silicon
Valley, sólo el 9%. En esas tres universidades, los asiáticos
representan más del 25% (y algunos no incluyen a los filipinos
en este recuento).
Según cifras recientes del gobierno federal, el 26% de las
jóvenes latinas no acaba el ballicherato superior (13% para
las afroamericanas y 7% para las blancas anglosajonas). Entre
los hombres, el 31% de los latinos no termina, contra el 12%
de los negros y el 8% de los blancos.
En la zona de la bahía de San Francisco (a la cual pertenece
Silicon Valley), el 50% de la población es blanca, el 19.4%
es latina y el 18.8%, asiática. Este último grupo ocupa el
segundo lugar, detrás de los blancos, en los condados económicamente
más importantes, y su crecimiento rebasó el 80% entre 1990
y 2000 en un sinnúmero de ciudades. Esto ya no se debe al
flujo de refugiados, como sucediera en los años ochenta: el
crecimiento ha sido alimentado por el desarrollo de las tecnologías
de la información en el último decenio. Muchos de los recién
llegados entraron gracias a las visas, comunes entre ingenieros
contratados por empresas del Valle.
Más allá de la diversidad étnica -los asiáticos son aún más
diversos entre sí que los latinos-, el papel estratégico lo
ocupa la educación.
California pronto será latina: el 43% de los residentes menores
de 18 son latinos. Pero si no asisten en números suficientes
a las universidades, mientras los ingenieros de calidad siguen
llegando de todas partes del mundo, esta mayoría numérica
tendrá limitados beneficios.
El problema no es solamente de los que nacen acá. Como muchos
latinos siguen viniendo de afuera (y muchos regresan a sus
países de origen con dinero y experiencia), la calidad de
la educación con la que llegan es determinante. La posición
que ocupen los latinos en la economía de California puede
ser vista como un reflejo del papel que pueden desempeñar
en las economías de los países iberoamericanos.
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