La
Mordida del Carnotaurus
Introducción
El ser humano
posee una fascinación natural por los dinosaurios. El descubrimiento
de que monstruos gigantes caminaron sobre nuestro planeta en tiempos
prehistóricos ha probablemente alimentado la imaginación
de muchas generaciones más que cualquier otra revelación
científica. Pero la continua investigación sobre este
tema es mucho más que sólo fascinación por
lo extinto y lo exótico. Comprender la forma en que estas
especies vivieron e interactuaron puede brindar importantes lecciones
sobre la forma en que se desarrolla la vida sobre la Tierra en nuestros
días.
Estudiar especies
que se extinguieron como mínimo hace 65 millones de años
no es una tarea libre de inconvenientes. Las pocas pistas que han
perdurado al tiempo sólo son develadas luego de meses y a
veces años de arduo trabajo en el campo. A partir de ese
momento comienza el laborioso trabajo detectivesco en el que la
tecnología ingenieril ha comenzado a colaborar.
Figura
1: Restauración en vida del dinosaurio carnívoro Carnotaurus
sastrei (ilustración
de Luis V. Rey)
La paleontología nunca ha sido un tema habitual de trabajo
en la División Soldadura y Fractomecánica del INTEMA
o en el Centro Internacional de Métodos Numéricos
en Ingeniería (CIMEC) de la Universidad Nacional del Litoral.
Sin embargo, investigadores de estos dos centros argentinos y del
Departamento de Paleontología de la Facultad de Ciencias
(Universidad de la República, Uruguay) hemos unido esfuerzos
para desarrollar un proyecto en esta área: estudiar el comportamiento
mecánico del complejo cráneo-mandibular del dinosaurio
carnívoro Carnotaurus sastrei mediante su modelado computacional
por elementos finitos.
Este Método
de los Elementos Finitos es usualmente reconocido como la invención
más importante de la ingeniería computacional. Se
ha desarrollado como una herramienta potente y versátil de
diseño ingenieril para el estudio del comportamiento de componentes
y estructuras mecánicas complejas sujetas a estados arbitrarios
de carga. En pocas palabras, el Método de los Elementos Finitos
consiste en dividir la estructura en partes (elementos), cuyo comportamiento
se describe en forma simplificada. Estos elementos son entonces
‘reconectados’ a través de puntos clave (nodos). El proceso
resulta en un sistema de ecuaciones algebraicas simultáneas
de cuya solución se obtiene la respuesta del problema (desplazamiento,
deformaciones y tensiones). Los nodos y elementos en un modelo pueden
ser varios cientos o miles, por lo que es indispensable el empleo
de computadoras para su solución.
En las últimas
décadas el método de los elemen tos finitos se ha
popularizado en el campo de la biomecánica humana. Sin embargo,
es raramente aplicado al estudio de la biomecánica animal,
a pesar del enorme potencial que éste posee para aportar
a la compresión de la relación estructura-función.
Entre estas últimas aplicaciones y pionera en la aplicación
del análisis por elementos finitos a la biomecánica
de dinosaurios se presenta como único antecedente el trabajo
de Rayfield et al. (2001).
El dinosaurio
Carnotaurus sastrei
El Carnotaurus
sastrei (Bonaparte, 1985; Mazzetta et al., 2000) es un dinosaurio
terópodo del Cretácico de la Patagonia muy interesante
e inusual. Carnotaurus, toro carnívoro, hace referencia a
la presencia de un par de robustos apéndices frontales y
carnivoría; sastrei, es una dedicatoria al Sr. Sastre, propietario
de la estancia en donde se produjo su hallazgo. El holotipo (MACN-CH
894) corresponde a un esqueleto articulado casi completo con una
longitud total estimada en aproximadamente 8 m, que carece de la
parte medial y distal de la cola, de la parte central y distal de
las tibias, ambas fíbulas y huesos de los pies. El holotipo
también incluye impresiones de su piel. Dicho ejemplar fue
colectado en la Estancia "Pocho Sastre" (cerca de Bajada
Moreno, Departamento de Telsen, Provincia del Chubut, Argentina),
en sedimentos correspondientes a la sección inferior de la
Formación La Colonia, Cretácico superior (Campaniano-Maastrichtiano),
con una antigüedad de aproximadamente 75 millones de años.
El material holotípico del Carnotaurus sastrei se encuentra
depositado en el Museo Argentino de Ciencias Naturales "Bernardino
Rivadavia", donde también puede apreciarse una réplica
de su esqueleto de tamaño natural. Una restauración
en vida del animal se ilustra en la Figura 1. El Carnotaurus es
hasta el presente el dinosaurio carnívoro con mejor y más
completo grado de preservación en su material esqueletario
descrito para los continentes gondwánicos. Ello ha permitido
construir un modelo a escala que reproduce confiablemente la morfología
del animal en vida. A partir de tal modelo se ha estimado su masa
corporal en 1600 kg, considerando una densidad corporal global de
1000 kg/m3. A pesar de ser conocido el hecho de que algunos terópodos
presentan estructuras óseas en el cráneo (como crestas
longitudinales en Syntarsus, Dilophosaurus y Cryolophosaurus, o
la presencia de un cuerno nasal en Ceratosaurus y Proceratosaurus),
éste es el único ejemplo descrito de un vertebrado
cursorial carnívoro provisto de un par de robustos cuernos
frontales(Figura1).

Figura 2:
vistas frontal, lateral izquierda y dorsal del cráneo.

Figura 3:
Corte frontal del cráneo de Carnotaurus: (a) imagen tomográfica;
(b) imagen editada,(c) grilla utilizada para la obtención de puntos.
Figura 4:
nube de puntos obtenida para la reconstrucción del cráneo
Barrido tomográfico
y construcción del modelo de elementos finitos
El proceso de
construcción del modelo de elementos finitos comenzó
con un barrido tomográfico del cráneo y la mandíbula
(Figura 2). Se utilizó con este propósito un tomógrafo
del tipo helicoidal de detector simple. Fueron obtenidas un total
de 130 imágenes transversales al eje longitudinal del cráneo
con un paso de 5 mm. En la Figura 3(a) puede observarse una de estas
imágenes.
Las imágenes
de los cortes fueron exportadas en formato de mapa de bits para
ser posteriormente editadas con el fin de obtener siluetas que reproduzcan
la geometría cráneo-mandibular más probable
del animal en vida, eliminando todas aquellas pequeñas deformaciones
por compresión detectadas en el material original y producto
del proceso de fosilización. A modo de ejemplo se ilustra
en la Figura 3(b) la silueta resultante luego de la edición
de la imagen tomográfica. El trabajo de edición se
limitó a la mitad derecha de las imágenes debido a
la simetría bilateral de la geometría craneana y mandibular.
Posteriormente
a la edición de las imágenes se procedió a
la obtención de puntos (nodos) en el dominio y sobre la superficie
del modelo para la construcción de la malla de elementos
finitos. Para ello se su perpusieron grillas regulares sobre cada
una de las siluetas, a partir de las cuales se obtuvieron puntos
en el dominio y en el contorno, Figura 3(c). De acuerdo con la complejidad
de la geometría se utilizaron grillas de distinta densidad.
Los puntos en el dominio fueron tomados coincidentes con las intersecciones
de las líneas horizontales y verticales de las grillas, mientras
que los puntos sobre el contorno están dados por las intersecciones
de las líneas de las grillas con el borde de la silueta.
De esta forma resultaron 98480 puntos para el cráneo y 28164
puntos para la mandíbula. Una vista de la nube de puntos
del cráneo se ilustra en la Figura 4.
La malla de
elementos finitos tetraédricos se construyó a partir
de las nubes de puntos del cráneo y la mandíbula utilizando
la técnica de Extended Delaunay Tessellation (Calvo et al.,
en revisión). Esta fue combinada con un algoritmo de relajación
de coordenadas de los puntos (nodos) sobre la superficie para eliminar
discontinuidades en la geometría. Las discretizaciones resultantes
constan de 489150 elementos para el cráneo y 144573 para
la mandíbula. La Figura 5 muestra una imagen fotorrealista
del modelo final obtenido.

Figura 5:
muestra una imagen fotorrealista del modelo final obtenido.

Figura 6: líneas de acción correspondientes a las fuerzas que actúan
en el cráneo y la mandíbula de Carnotaurus cuando el alimento es
mordido con los dientes más anteriores. F1, músculo aductor mandibular
posterior; F2, grupo muscular temporal; F3, grupo muscular pterigoideo;
FB, reacción del bocado; FA, reacción condilar. Dibujos del cráneo
y mandíbula adaptados de Bonaparte et al. (1990).
Análisis
de Elementos Finitos
Los modelos
de elementos finitos fueron utilizados para determinar la fuerza
ejercida por la musculatura mandibular del Carnotaurus bajo diversas
hipótesis de mordida. Con este propósito deben imponerse
al modelo las condiciones de contorno que representen las fuerzas
ejercidas por los músculos. Una vez más, son muy pocas
las pistas que han sobrevivido al tiempo, y determinar la disposición
de los músculos en el material original del cráneo
y la mandíbula no es una tarea sencilla. En consecuencia,
las posiciones y puntos de inserción de los músculos
en el cráneo y la mandíbula fueron también
estimadas a partir de observaciones de la anatomía del aparato
mandibular de cocodrilos y aves, mientras que las magnitudes de
las fuerzas que estos ejercieron fueron estimadas en función
de su volumen o sección transversal. La musculatura fue agrupada
en cuatro unidades funcionales: el grupo muscular temporal, conformado
por el músculo aductor mandibular externo y el músculo
pseudotemporal; el grupo muscular pterigoideo, conformado por los
músculos pterigoideo anterior y pterigoideo posterior; el
músculo aductor mandibular posterior; y el músculo
intramandibular. Las líneas de acción de cada grupo
cuando el alimento es mordido con los dientes más anteriores
se ilustran en la Figura 6.
Una vez relevada
la geometría del problema y habiendo estimado las fuerzas
aplicadas sólo restaba una pieza de información para
llevar a cabo el análisis: las propiedades mecánicas
del hueso. Dado que el hueso se ha fosilizado sus propiedades mecánicas
han sido irreversiblemente alteradas, por lo que tiene sentido someterlo
a pruebas. La mejor estimación de las propiedades originales
del hueso proviene de análisis histológicos que sugieren
que eran muy similares en estructura a los de mamíferos de
crecimiento rápido como los actuales bovinos. De esta forma
se adoptó una tensión límite de tracción
de 172 MPa (Mega Pascal), y una tensión límite de
compresión de 284 MPa.
Se analizaron
modelos de elementos finitos de la mandíbula para tres diferentes
condiciones de carga. En los primeros dos casos se simularon condiciones
de carga fisiológicas con el propósito de estudiar
una mordida estática aplicada sobre una serie de tres dientes
sucesivos en la fila dentaria (mordida anterior, central y posterior).
En estos casos se consideró la musculatura aductora máximamente
activa, con el músculo intramandibular en máxima tensión
isométrica (caso 1) o sometido a elongación forzada
producto de la tracción axial de una presa (caso 2). En el
caso 3 se estimó la resistencia mecánica de la mandíbula,
es decir, se calculó la fuerza máxima que podría
aplicarse sobre los grupos de dientes antes mencionados antes de
producirse la falla.
Para el modelo
del cráneo se consideraron cuatro diferentes condiciones
de carga simulando una mordida estática aplicada sobre una
serie de tres dientes sucesivos en la fila dentaria (mordida anterior,
central y posterior). En los primeros dos casos se consideró
la musculatura aductora activa y en máxima tensión
isométrica, simulando una mordida sobre una presa inmóvil
(caso 1) o sobre una presa efectuando una tracción axial
sobre el cráneo (caso 2). En los restantes casos se estimó
la resistencia de la mandíbula. De idéntica forma
que para el caso de la mandíbula, con este modelo se calcularon
las fuerzas máximas que podrían aplicarse sobre los
distintos grupos de dientes antes de producirse la falla del cráneo.
Finalmente se estudió la distribución de esfuerzos
sobre el cráneo originados por el efecto de un choque frontal
con un conespecífico. Con este objetivo se analizó
un modelo al que se le aplicó una carga puntual vertical
en el ápice de los cuernos.
Para la solución
de los modelos se utilizó el programa ALGOR (Versión
12, Algor Interactive Systems, Inc., PA, USA). A modo de ejemplo
se ilustra en las Figuras 7 y 8 la distribución de tensiones
máximas de tracción sobre el cráneo y la mandíbula
del Carnotaurus para el modelo de mordida en los dientes posteriores.
La Figura 9 ilustra un corte transversal de su cráneo con
la distribución de tensiones máximas de tracción
correspondientes al modelo para la cornada frontal.

Figura 7: distribución de tensiones máximas de tracción en el cráneo
de Carnotaurus debida a una mordida en los dientes posteriores.
Vistas lateral y superior.

Figura 8: distribución de tensiones máximas de tracción en la mandíbula
del Carnotaurus debida a una mordida en los dientes posteriores.
Vistas lateral.

Figura 9: distribución de tensiones máximas de tracción en el cráneo
del Carnotaurus debida a una cornada frontal. Corte transversal
coincidente con el ápice del cuerno.
Análisis
de los resultados
Los modelos
de elementos finitos revelan que a pesar de la gracilidad exhibida
por el cráneo del Carnotaurus, éste posee una resistencia
mecánica superlativa. Existe una importante diferencia entre
la máxima fuerza posible de aplicar sobre el cráneo
sin que falle y la fuerza de mordida generada por los músculos
aductores. Esto permite establecer un "factor de seguridad"
de 92 (sensiblemente superior al factor de 62 calculado para el
Allosaurus, según datos de Rayfield et al., 2001), lo que
sugiere que el cráneo del Carnotaurus podría haber
estado «sobrediseñado». Sin embargo, si como consecuencia
de su estrategia alimentaria el animal experimentaba grandes fuerzas
en su cráneo tales como las producidas por impactos de alta
velocidad sobre la presa, el cráneo podría llegar
a trabajar dentro de márgenes de seguridad similares a los
del Allosaurus. En este sentido los cuernos del Carnotaurus son
anchos y planos en su superficie dorsal, lo que proporciona una
amplia base de con tacto para la distribución de la carga.
La presencia de cuernos y la fuerte fusión observada en frontales
y parietales sugieren que este sector del cráneo presenta
un diseño apropiado para resistir elevadas cargas compresivas.
En concordancia con esta hipótesis, los resultados del modelo
de elementos finitos demuestran que el alto nivel de tensiones localmente
producido por una cornada se disipan a nivel de la propia superficie
del techo del cráneo y que, por consiguiente, no afectan
significativamente los elementos óseos que alojan el encéfalo
(ver Figura 9).
Tabla 1: Estimaciones de fuerza de mordida para algunos terópodos
y vertebrados actuales. (a) mordida estática, bilateral,
a nivel de los dientes más posteriores; (b), mordida cuasiestática,
unilateral, sobre un único diente; (c) mordida de impacto,
unilateral, a nivel del 11vo. diente maxilar; ?, localización
del punto de aplicación de la fuerza no especificado.
Otra explicación
del aparente sobrediseño del cráneo del Carnotaurus,
probablemente más complementaria que alternativa para el
elevadísimo factor de seguridad observado, podría
ser aquella que surge de la consideración de fuertes impactos
a nivel de los cuernos frontales, los que resultarían de
comportamientos agonistas por dominancia jerárquica entre
conespecíficos. El modelado por elementos finitos, aunque
incapaz de demostrar fehacientemente el uso de tal estructura en
la manera simulada, pone de manifiesto algunos indicadores cuantitativos
que permiten evaluar la plausibilidad de la función sugerida.
La fuerza de
mordida de origen muscular máxima estimada (dientes posteriores)
es de 3341 Newtons, que resulta relativamente débil al ser
comparada con la de otras especies (ver Tabla 1) y no habría
sido suficiente para triturar el material óseo de presas
de mediano a gran tamaño. Se encontró también
que la musculatura aductora juega un papel relevante en la relajación
de las tensiones craneanas producto de los esfuerzos originados
durante una mordida de impacto. Esto es especialmente cierto para
el neurocráneo, en donde la acción muscular minimiza
marcadamente las tensiones y deformaciones en respuesta a las fuerzas
aplicadas sobre la fila dentaria.
El conjunto
de los resultados obtenidos proporciona evidencia cuantitativa en
cuanto a la capacidad del cráneo para desarrollar una estrategia
alimentaria vinculada al uso de impactos de alta velocidad sobre
la presa. La alta kinesis craneana y el apropiado diseño
de sus dientes, conjuntamente con la tracción ejercida por
su poderosa musculatura cráneo-cervical, le habrían
permitido al Carnotaurus cortar y desgarrar grandes trozos de alimento
que deglutiría sin la mediación de ningún tipo
de procesamiento oral. Tales características, asociadas a
un impacto craneano de alta velocidad, le habrían permitido
la captura de presas pequeñas y ágiles.
Comentarios
finales
Se presentó
en este trabajo la estrategia desarrollada para aplicar una poderosa
herramienta ingenieril, como el método de los elementos finitos,
en una disciplina a priori tan distante como la paleontología.
La labor desarrollada ha resultado por demás gratificante
para los que hemos tomado parte del trabajo, permitiéndonos
introducirnos y realizar aportes en disciplinas hasta ahora ajenas
a nuestras tareas cotidianas. Como beneficios adjuntos del proyecto
se han desarrollado herramientas y adquirido conocimientos que se
espera sirvan para motivar y llevar adelante otros trabajos de similares
características.
Bibliografía
citada
-
Bonaparte, J. F. (1985) A horned Cretaceous carnosaur
from Patagonia. National Geographic Research 1: 149-151
-
Mazzetta, G. V., Fariña, R. A., & Vizcaíno,
S. F. (2000) On the paleobiology of the South American
horned theropod Carnotaurus sastrei Bonaparte. In: Aspects
of Theropod Paleobiology. Special Volume (B. P. Pérez-Moreno,
T. R. Holtz Jr., J. L. Sanz, and J. J. Moratalla, eds.).
Gaia 15: 185-192.
-
Rayfield E.J., Norman D.B., Horner C.C., Horner J.R.,
- Smith P.M., Thomason J.J. y Upchurch P. (2001) Cranial
Design and Function in a Large Theropod Dinosaur. Nature
409: 1033-1037.
-
Calvo, N., Idelsohn, S. R., & Oñate, E. The
Extended Delaunay Tessellation. Comp. Meth. in
Applied Mech and Engineering (en revisión).
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Adrián
P. Cisilino es Ingeniero Mecánico y PhD. Se desempeña
como profesor del Departamento de Ingeniería
Mecánica de la Facultad de Ingeniería
de la UNMdP y como investigador del CONICET. Actualmente
es director de la División Soldadudura y Fractomecánica
del INTEMA donde desarrolla sus investigaciones en el
área de mecánica computacional aplicada
a la mecánica de materiales. cisilino@fi.mdp.edu.ar
Gerardo
V. Mazzetta es PhD en Ciencias Biológicas y se
desempeña como investigador honorario del Departamento
de Paleontología de la Facultad de Ciencias de
Universidad de la República (Uruguay). Desde
1996 desarrolla sus investigaciones en varios aspectos
de la paleobiología de los dinosaurios sudamericanos,
particularmente en temáticas vinculadas a la
biomecánica de su locomoción y alimentación.mazzetta@fcien.edu.uy
Nestor
Calvo es Ingeniero Mecánico y se desempeña
como Profesional Principal del CONICET en el Centro
Internacional de Métodos Computacionales en Ingeniería
(CIMEC) de Santa Fe. Su área de trabajo es la
Geometría Computacional, especialmente la programación
de generadores de mallas para elementos finitos. ncalvo@ceride.gov.ar
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