Pintan bastos

Tenían prisa. Seguramente el operativo estaba preparado de antemano porque sabían lo que les esperaba. Apenas al minuto siguiente de que ETA rompiera la tregua, el Zapatitos y sus muchachos lanzaron a los perros detrás de la presa, que no es otra que el movimiento de resistencia antifascista. Iñaki de Juana de nuevo a prisión, detenciones en el sur de Francia, detención de Otegi y redada contra nuestro Partido y los GRAPO en Catalunya.

Hay dos circunstancias que sobresalen en esta campaña represiva, aunque eran bien sabidas -o debían serlo- desde el principio. La primera es la presencia de la Guardia Civil que desde hace unos años ha desplazado definitivamente a la Policía en la lucha contrainsurgente. También debe ser bien conocido que la Guardia Civil es un cuerpo militar y que en todo este proceso los militares han jugado, siguen jugando y jugarán en el futuro el papel estelar. Así ha sido desde el 18 de julio de 1936 y tampoco en este punto las cosas han cambiado lo más mínimo, por más que se escondan detrás de sus testaferros y pintamonas. El Ejército y sus brazos (Guardia Civil, CNI servicios secretos) sigue tomando las decisiones que los socialfascistas tienen que cumplir a rajatabla. Por eso han sustituido el lenguaje policial por el castrense y si en 1939 hablaron de un Ejército Rojo cautivo y desarmado ahora hablan de derrota. Los que estamos enfrente ya no somos delincuentes sino enemigos que tienen que aplastar en el campo de batalla. Pues se trata de eso: seguimos en guerra, o sea, como siempre.

La segunda de las circunstancias, también bien conocida, es que toda la resistencia antifascista, incluido nuestro Partido, va en el mismo paquete y por eso la ruptura de la tregua, como represalia, conduce a la detención de nuestros cuatro camaradas en Barcelona y de los dos militantes de los GRAPO. Por eso dicen que todo es ETA o que todo es GRAPO o que todo es lo mismo. Les da igual, el caso es encarcelar a todo lo que se mueve fuera de los cauces que ellos quieren imponer. Tampoco aquí hay ninguna novedad y, aunque algún despistado siga hablando exclusivamente del conflicto vasco, los hechos vienen a confirmar a cada paso que el conflicto no es otro que la lucha antifascista y que también aquí las cosas siguen como quedaron en 1939, donde el Ejército Rojo cautivo y desarmado eran todos los republicanos; entonces y ahora para los fascistas no hay más color que el rojo y para ellos todos los rojos forman parte de un mismo Ejército. Quien quiera puede mirar para otro lado pero así están las cosas y así de claras las dejan ellos una y otra vez.

En fin, parece claro que el buen talante se ha acabado y sigue la firmeza contra eso que llaman el terrorismo, es decir, lo mismo de siempre. Firmeza quiere decir que al Zapatitos le han puesto firme los que cortan el bacalao y que, a su vez, él quiere ponernos firmes a los demás. A los socialfascistas les ha durado bien poco su demagogia y vuelven por donde solían. Más de lo mismo con la vana esperanza de liquidar lo que no han logrado en 40 años ni con la demagogia, ni con la represión, ni con la guerra sucia, ni con la tortura. Pueden volver a resucitar a su brazo armado ileGAL, a los Amedo y compañía, o pueden volver a fusilar a los antifascistas de madrugada en las tapias de los cementerios, pero las cosas no van a cambiar absolutamente nada. Están destinados a darse otro batacazo y lo único a lo que pueden aspirar a prolongar un poco más su lenta agonía.

Pero sobre esto ya hemos hablado en otras ocasiones y nada nuevo podemos decir ahora. En lo que a nosotros, el PCE(r), nos concierne, que es explicar las detenciones de nuestros camaradas en Barcelona, tampoco hay grandes novedades que exponer. Como siempre, las han presentado como la detención de un comando de los GRAPO haciendolas coincidir, en tiempo y lugar, con las detenciones de dos militantes de aquella organización guerrillera, formando parte del mismo paquete cuando, en realidad, las detenciones de unos y otros poco tenían que ver. Al viejo estilo, también han asegurado que se trata del último de los comandos, que nos han liquidado, que ya no queda nadie, etc. Lo de siempre. El ministro de turno, en este caso, el galoso Rubalcaba, miente pero siempre hay gentes distraídas que se creen a pies juntillas los comunicados oficiales, por lo que nos vemos obligados repetirnos a nosotros mismos, lo cual no es necesariamente malo porque nos sirve para refrescar algunos principios comunistas, justamente esos que pretenden haber enterrado para siempre.

Como vanguardia comunista, nuestro Partido, el PCE(r), no se compone únicamente de militantes organizados de manera clandestina. Por encima de todo nuestro Partido, a diferencia de los oportunistas, se caracteriza -entre otras cosas- por una línea política revolucionaria y por los militantes capaces de ponerla en práctica. Ni una cosa ni otra la conseguimos de la noche a la mañana sino en un proceso dilatado de tiempo y bajo el fuego de la lucha de clases, es decir, en la práctica. El año que viene se cumplirán 40 años del nacimiento de la OMLE y ya hemos explicado nuestra propia historia, tanto en papel como en internet. Si tuviéramos que resumir esa historia en una sola frase diríamos que nosotros -entre otros- somos de los que hemos dicho NO: no tragamos con el fascismo, ni con su reforma monárquica, ni con su legalidad ni con nada, absolutamente nada, que provenga de ahí. No lo tragamos en la calle, ni tampoco en la cárcel, ni en la clandestinidad, y si nos ponen ante un pelotón de fusilamiento seguiremos gritando lo mismo: NO.

No vamos a entrar en comparaciones con esos oportunistas que se arrodillaron ante la reforma fascista de hace 30 años diciendo que España dejaba de ser un país fascista, que pasaba a tener un régimen democrático, que ya había libertades, etc. Se justificaron diciendo que ese cambio les iba a permitir realizar un amplio trabajo entre los trabajadores y las masas y crear grandes organizaciones revolucionarias. Pues bien: ni grandes ni revolucionarias. Ahí están pastando en las migajas de la legalidad fascista, mientras nuestras tesis se han ido abriendo camino, dejando al descubierto la falacia de la transición.

Por tanto, no somos nosotros los que nos hemos quedado aislados. Nuestro Partido sí puede sacar a la luz su hemeroteca y mientras otros pacían dentro del fascismo, nosotros luchábamos contra él. En nosotros, ambas cosas han marchado unidas: nuestra línea política está confirmada por la práctica y de ahí, pacientemente, hemos ido forjando nuestros cuadros, que son nuestro mayor orgullo: camaradas con largos años de lucha clandestina y de cárcel que acumulan experiencias muy importantes que son las que atraen la atención de las jóvenes generaciones de obreros y revolucionarios.

Los camaradas detenidos en Barcelona presentan esas características: son comunistas con más de 30 años de lucha clandestina y por eso su detención es un golpe muy importante contra nuestro Partido, que no dispone de muchos militantes clandestinos ni tampoco de esa dilatada experiencia. Además, ese tipo de redadas, para nosotros que venimos diciendo que la vanguardia comunista debe concentrarse al margen y en contra de la legalidad fascista, tiene todavía más trascendencia.

Ahora bien, para todos resultará bastante sencillo comprender que el PCE(r) ni empieza ni acaba ahí y que aunque las cosas fueran de otra manera ninguna detención, ni chantaje, ni asesinato va a hacernos cambiar de opinión sino todo lo contrario. Detenciones como las de Barcelona lo que hacen es reafirmarnos en nuestras tesis fundamentales. Se lo vamos a decir más claro: si somos cien lucharemos como cien, si somos diez como diez y cuando sólo quede uno también seguirá luchando en solitario por impulsar la lucha de clases y la resistencia antifascista. Cuando parezca que no queda nadie, seguirá quedando no obstante nuestra línea, nuestras posiciones ideológicas y políticas y nuestra voluntad de resistir hasta el final, y ese final no es otro que la derrota del fascismo y la construcción de una sociedad socialista.

Eso es el PCE(r) y no otra cosa, eso es lo que hemos demostrado hasta ahora y lo que vamos a seguir haciendo en el futuro allá donde estemos y en la medida de nuestras fuerzas: nosotros hemos demostrado y vamos a seguir demostrando que al fascismo se le puede combatir y se le puede vencer, que los antifascistas no vamos a ser nuevamente derrotados sino que la victoria nos corresponde de forma inevitable e inexorable.

Todo esto quiere decir que el PCE(r) es invencible e indestructible. Los golpes que el enemigo logra asestarnos sólo puede ser parciales y temporales; dificultan pero no impiden nuestro trabajo. Si nosotros logramos encajar los golpes represivos, como hemos hecho hasta ahora, eso demuestra que aquí y ahora sigue existiendo entre todos los antifascistas el ánimo de organizarse para el combate, por duras que sean las condiciones y que la disposición de los elementos más avanzados está clara.

Por lo demás, tenemos que adelantar algunas conclusiones políticas que extraemos de esta batalla. La primera es que la tregua ha sido un error. A los fascistas hay que golpearles hasta que demuestren con hechos que están dispuestos a cambiar; no valen ni las promesas, ni las buenas palabras, ni las firmas. La tregua les ha refozado, ha sembrado ilusiones pacifistas y legalistas entre amplios sectores y ha permitido al Estado fascista y a sus fuerzas represivas darse un respiro, justamente eso que ellos achacan a ETA. Pero hay que tener en cuenta, sin embargo, que se trata de un respiro y que su crisis continúa.

La segunda conclusión es que, una una vez más, nosotros ya hemos demostrado que estamos por la paz y que son ellos, los fascistas, lo que han nacido y se mantienen a fuerza de bayonetas y de sangre. No saben hacer otra cosa; no quieren negociar y tienen que mantener una situación permanente de tensión porque ese es su habitat natural. Ante esa guerra permanente nosotros no vamos a poner la otra mejilla, como los beatos, sino que llamamos al empleo de todas las formas de lucha, incluida la lucha armada. Debe quedar claro que el único responsable de esa situación es el Estado fascista.

La tercera es la más importante: no es posible abrir ningún proceso negociador; esa vía se ha cerrado, aunque nosotros nunca descartamos nada y menos en una situación como la actual, que sigue siendo inestable. Pero seguir proponiendo una negociación es alentar esas ilusiones pacifistas y legalistas en un momento en que el Estado ha declarado una guerra total a todas las organizaciones antifascistas. Nuestro llamamiento es para proponer la destrucción de este Estado fascista y conquistar la República Popular y continuar con todas las formas de resistencia hasta lograrlo. La represión se va a concentrar otra vez de manera masiva en Euskal Herria y, por nuestra parte, llamamos a intensificar la solidaridad con la lucha de liberación nacional y con los represaliados a causa de ella. La postura de la izquierda abertzale de no rendirse y de continuar el combate es plenamente justa y merece el apoyo de todos los trabajadores y antifascistas.

En esta web hemos recibido varios mensajes de amigos y simpatizantes preocupados por las detenciones de nuestros camaradas en Barcelona y alarmados por las declaraciones del ministro del Interior, el GALoso Rubalcaba. A todos ellos les repetimos una vez más que el comunismo ni ha sido ni va a ser derrotado jamás, y menos en este país. No importa lo larga que sea la justa lucha en la que estamos empeñados, nosotros no sólo no nos vamos a rendir sino que tampoco nos vamos a fatigar, por más años de condena o de silencio forzado que nos impongan. Volvemos a insistir en que lo realmente importante es nuestra línea política de resistencia al fascismo y que el verdadero golpe contra los comunistas en España lo dieron los carrillistas en 1956 pretendiendo que nos reconciliáramos con nuestros enemigos de clase. Aquello creó más problemas que la Guardia Civil. Esa es la experiencia que no podemos olvidar y lo que queremos transmitir a las generaciones más jóvenes que no conocieron la transición, justamente calificada como una traición, es decir, la materialización concreta de la política de reconciliación nacional de los revisionistas.

Esto lo decimos porque quizá alguien, siguiendo al ministro del Interior, piense que ahora nos vamos a volver, por fin, razonables, que nosotros también vamos a traicionar a la revolución entrando en el juego de la podrida legalidad fascista, que vamos a ponernos en temporada de rebajas y luego vamos a justificar nuestra rendición con toda la parafernalia de argumentos más o menos sofisticados que sacan a relucir los oportunistas a cada momento. Nada más lejos de nuestros propósitos. Hemos llamado y seguimos llamando a las masas a proseguir el combate hasta la destrucción de este Estado y aseguramos a todos los antifascistas que en esa lucha seguiremos en la primera línea de fuego por la conquista de las auténticas libertades, contra la represión, que vamos a exigir responsabilidades a los fascistas por sus 70 años de terrorismo de Estado.

Que a nadie le quepa ninguna duda de que esta guerra la vamos a ganar entre todos y de que para ello tenemos que aunar fuerzas y no claudicar ante las dificultades.

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