Juan Carlos Delgado de Codes
Asesinado en Madrid el 20 de abril de 1979

Conocido clandestinamente entre nosotros por Herrera, Juan Carlos era natural de Segovia, aunque pronto marchó a Cádiz, donde trabajó como conserje en el Colegio de Médicos, al tiempo que estudiaba Naútica.

Intervino en las huelgas que se realizaron en dicha Escuela, donde empezó a leer con pasión a Marx y Lenin y entró a militar en la OMLE en 1969.

Era entonces un joven decidido y desde el primer momento dio muestras de una capacidad de análisis poco común.

Durante tres años trabajó para impulsar la OMLE en Andalucía y en junio de 1973 fue enviado como delegado a la V Conferencia de la OMLE. De dicha Conferencia salió elegido miembro del Comité de Dirección, junto a Manuel Pérez, Abelardo Collazo y Enrique Cerdán.

Fue elegido máximo responsable de la organización de Andalucía, y durante dos años incorporó a la organización a numerosos cuadros comunistas que posteriormente fueron dirigentes de nuestro Partido.

En junio de 1975 partició en el Congreso fundacional del Partido, resultando elegido miembro del Comité Central.

A finales de agosto de 1976 fue detenido en Galicia, siendo salvajemente torturado, a resultas de lo cual le rompieron dos costillas e ingresó en la cárcel, donde permaneció hasta octubre de 1978.

Al salir de la cárcel, dado que el nuestro Comité Central en pleno había sido detenido y encarcelado, en unas condiciones de clandestinidad verdaderamente difíciles, fue elegido Secretario General en funciones de nuestro Partido.

Era el máximo responsable de nuestra dirección clandestina cuando fue asesinado en Madrid, en la puerta del Metro de Lavapiés el 20 de abril de 1979.

Rodeado por tres policías en una emboscada criminal, fue asesinado a bocajarro de un disparo en la sien a muy corta distancia. Le dejaron desangrar tirado en la calle. Nadie fue juzgado a pesar de que los testigos presenciales determinaron que la policía había disparado a quemarropa y que Juan Carlos estaba desarmado. Cayó a cuatro metros y los policías dieron la vuelta al cuerpo para que pareciera un enfrentamiento.

En el momento de su asesinato, su hijo Juan, nacido en la clandestinidad, tenía cuatro meses de edad. Fue enterrado en el cementerio de Segovia en medio de fuertes medidas de seguridad. Uno de los solidarios asistentes declaró a la prensa ¡Qué pena, le han matado cuando estaba madurando y podía haber sido uno de los mejores dirigentes políticos obreros! Por eso precisamente le asesinaron.

Con motivo de su asesinato, la Comisión Política del Comité Central difundióenton