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Autor:
Haenke, Tadeás
Haggard R. Henry
Haight, John George
Hamilton, Alexander, Madison, James y Jay, John
Hamilton, Edmond
Hamsun, Knut
Hanshan Deqing
Hardy, Tomas
Hare, Augustus
Harland, Henry
Harte, Francis Bret
Hartzenbusch, Juan Eugenio
Hawthorne, Nathaniel
Hearn, Lafcadio
Hegel, Georg Wilhelm Friedrich
Heidegger, Martin
Heindel, Max
Heine, Heinrich
Hemingway, Ernest
Hennique, Léon
Henriquez, Camilo
Henry, O.
Hernández Morejón, Antonio
Hernández, José
Hernández, Miguel
Herodoto
Heron, E y H.
Herrera y Reissig, Julio
Herrera, Darío
Herrera, Fernando de
Hesiodo
Hesse, Hermann
Hessen, Johannes
Hidalgo, Bartolomé José
Higginson, Thomas Wentworth
Hipkiss, G. L.
Hipócrates
Hitler, Adolfo
Hodgson, William Hope
Hoffmann, E.T.A.
Hofmannsthal, Hugo Von
Homero
Honshin
Hope, Anthony
Horacio
Horkheimer, Max
Hostos, Eugenio María de
Howard E. Robert
Hugo, Víctor
Hui-Neng
Huidobro, Vicente
Hume, David
Hurtado de Mendoza, Antonio
Husserl, Edmund
Huxley, Aldous
Hyatt Verrill, A.
Hesse, Hermann
(1877-1962)
Escritor alemán.
OBRAS DESTACADAS: Bajo la rueda.
Titulo
Alma de niño
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"A VECES ACTUAMOS, vamos de un sitio a otro, hacemos esto o aquello y todo resulta fácil, ingrávido, incluso gratuito. Todo podría ser distinto, naturalmente. En otras ocasiones, sin embargo, nada podría ser diferente de como es, nada gratuito ni fácil; cada uno de nuestros gestos está ya determinado, marcado por el destino."
Augusto
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"Una joven mujer que vivía en la Mostackerstrasse y que había perdido a su esposo recientemente, esperaba, presa del abandono y la pobreza, que naciera su hijo que nunca conocería a su padre. En medio de su terrible soledad, lo único que pensaba era en su hijo y en todo lo mejor que pudiera soñar para el venturoso futuro de su vástago. Quería ofrecerle una casa sólidamente construida con grandes ventanales y una fuente en el jardín, y visualizaba un porvenir brillante para su heredero, que podría llegar a ser profesor, o quizá un monarca."
Bajo la rueda
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"Joseph Giebenrath, agente y comisionista, no se diferenciaba en particular del resto de sus conciudadanos. Al igual que ellos, poseía una naturaleza corpulenta y sana, un regular talento comercial unido a una adoración ingenua y cariñosa al dinero, una casa con un minúsculo jardincillo, una tumba familiar en el cementerio, una afición por la iglesia algo clarificada por sus aficiones materiales, un comedido respeto de Dios y de la Justicia y una férrea sumisión a los mandamientos del decoro y la decencia ciudadana."
Chagrin d Amour
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De esto hace ya mucho tiempo. Los señores se habían instalado con sus ostentosas tiendas delante de Kanvoleis, la capital de la tierra de Valois.
Conversación con la estufa
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"Está ante mí, corpulenta, panzuda, con las grandes fauces llenas de fuego. Se llama Franklin... -¿Eres tú Benjamín Franklin?- le pregunté. -No, sólo Franklin, Francolino. Soy una estufa italiana, una excelente invención. No caliento mucho, pero como invento, como producción de una industria muy desarrollada..."
Cuento del sillón de mimbre, El
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"Un joven estaba sentado en su solitaria buhardilla. Le hubiese gustado llegar a ser pintor; pero para ello debía superar algunas cosas bastante difíciles, y para empezar vivía tranquilamente en su buhardilla, se iba haciendo -algo mayor y había adquirido la costumbre de pasarse horas ante un pequeño espejo y dibujar bocetos de autorretratos. Estos dibujos llenaban ya todo un cuaderno, y algunos le habían complacido mucho."
CUENTOS DE AMOR. Acerca de los besos
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Esta noche hemos hablado de nuevo sobre el beso y hemos discutido acerca de que clase de beso era el que nos procuraba mas felicidad.
CUENTOS DE AMOR. Amor
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De entre todos mis conocidos, es sin duda mi amigo Thomas Höpfner el que más experiencia posee en el amor.
CUENTOS DE AMOR. Carta de un adolescente
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Era un invierno largo y riguroso, y nuestro hermoso río, que discurría por la Selva Negra, permaneció durante semanas completamente helado.
CUENTOS DE AMOR. El caballero sobre el hielo
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La palabra Halifax se mantuvo desde entonces durante muchos años en mi lista de regalos deseados por Navidad, pero sin ningún éxito; y cuando doce años más tarde, al querer comprar lo mejor en patines, pedí unos Halifax en una tienda, tuve que desprenderme, con gran consternación, de un ideal y de una parcela de mi fe infantil cuando me aseguraron sonriendo que los Halifax eran un modelo viejo, superado ya desde hacía tiempo.
CUENTOS DE AMOR. Víctima de amor
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Durante tres años trabajé como ayudante en una librería. Al principio cobraba ochenta marcos al mes, después noventa, más tarde noventa y cinco, y me sentía contento y orgulloso de ganarme el pan sin necesidad de aceptar un penique de nadie. Mi máxima ambición era llegar a trabajar de librero de viejo, de forma que pudiera, como un bibliotecario, vivir entre viejos libros y datar incunables y grabados en madera.
Cuentos maravillosos
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La amplia fachada principal del castillo era de piedra clara y sus grandes ventanales miraban al Rin y a los cañaverales, y más allá a un paisaje luminoso y abierto de agua, juncos y pasto donde, más lejos aún, las montañas arqueadas de bosques azulados formaban una suave curva que seguía el desplazamiento de las nubes; sólo cuando soplaba el Foehn, el viento del Sur, se veía brillar los castillos y los caseríos, diminutas y blancas edificaciones en la lontananza.
CUENTOS MARAVILLOSOS. Conversacion con la estufa
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Está ante mí, corpulenta, panzuda, con las grandes fauces llenas de fuego. Se llama Franklin... -¿Eres tú Benjamín Franklin?- le pregunté. -No, sólo Franklin, Francolino. Soy una estufa italiana, una excelente invención. No caliento mucho, pero como invento, como producción de una industria muy desarrollada...
CUENTOS MARAVILLOSOS. El camino difícil
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Delante del desfiladero, junto a la oscura entrada rocosa, quedé vacilante y me volví mirando hacia atrás.
CUENTOS MARAVILLOSOS. El cuento del sillón de mimbre
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Un joven estaba sentado en su solitaria buhardilla. Le hubiese gustado llegar a ser pintor; pero para ello debía superar algunas cosas bastante difíciles, y para empezar vivía tranquilamente en su buhardilla, se iba haciendo -algo mayor y había adquirido la costumbre de pasarse horas ante un pequeño espejo y dibujar bocetos de autorretratos. Estos dibujos llenaban ya todo un cuaderno, y algunos le habían complacido mucho.
CUENTOS MARAVILLOSOS. El rey yu
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Sin reseña.
CUENTOS MARAVILLOSOS. El Salto
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Al intentar recoger para la preciada posteridad la vida del noble Willibald vom Ármel, el Joven, somos perfectamente conscientes tanto de la dificultad de nuestra tarea como de lo poco modernos que son estos trabajos y cuán mal considerados están.
CUENTOS MARAVILLOSOS. Entre los masagetas
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Pese a que mi patria -si es que yo tengo patria- aventaja sin género de duda al resto de los países del globo terráqueo en encantos y espléndidas realidades de todo d de hace algún tiempo volví a sentir la comezón tipo, es de viajar e hice un viaje al lejano país de los masagetas que no había visitado desde la época del descubrimiento de la pólvora. Experimentaba curiosidad por ver hasta qué punto este pueblo tan famoso y valiente, cuyos guerreros antaño derrotaran al gran Ciro, había podido evolucionar y adaptarse a los usos de los tiempos que corren.
CUENTOS MARAVILLOSOS. Faldum
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La carretera que llevaba a la ciudad de Faldum a lo largo del montañoso país, atravesaba bosques, trigales, prados verdes y extensos.
CUENTOS MARAVILLOSOS. Juego de sombras
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La amplia fachada principal del castillo era de piedra clara y sus grandes ventanales miraban al Rin y a los cañaverales, y más allá a un paisaje luminoso y abierto de agua, juncos y pasto donde, más lejos aún, las montañas arqueadas de bosques azulados formaban una suave curva que seguía el desplazamiento de las nubes; sólo cuando soplaba el Foehn, el viento del Sur, se veía brillar los castillos y los caseríos, diminutas y blancas edificaciones en la lontananza.
CUENTOS MARAVILLOSOS. Las metamorfosis de Píctor
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Apenas había caminado unos pasos por el paraíso cuando Píctor se dio de bruces con un árbol que era hombre y mujer a la vez. Saludó al árbol con deferencia y dijo: -¿Eres tú el árbol de la vida? Pero cuando vio que quien se aprestaba a responder era la serpiente en lugar del árbol, dio media vuelta y prosiguió su camino. Era todo ojos: ¡le gustaba todo tanto! Sintió intensamente que se encontraba en la fuente y origen de la vida.
CUENTOS MARAVILLOSOS. Los dos hermanos
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Érase una vez un padre que tenía dos hijos. El uno era hermoso y fuerte, el otro pequeño y contrahecho; por ello despreciaba el grande al pequeño. Esto no le gustaba nada al menor y decidió emigrar lejos e ir por el mundo. Cuando hubo caminado un trecho, se cruzó con un carretero, y al preguntarle dónde iba con su carro, le contestó el carretero que tenía que llevar a los enanos sus tesoros a una montaña de cristal. El pequeño le preguntó cuál era la recompensa.
CUENTOS MARAVILLOSOS. Noticia curiosa de otra estrella
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En una de las provincias meridionales de nuestra hermosa estrella había ocurrido una desgracia espantosa. Un terremoto acompañado por tremendas tormentas e inundaciones había dañado tres grandes pueblos y todos sus jardines, campos, bosques y plantaciones.
CUENTOS MARAVILLOSOS. Rastro de un sueño
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Érase un hombre que practicaba el poco respetable oficio de escritor de amenidades. Formaba parte, empero, de aquel reducido número ero de literatos que, en la medida de lo posible, toman en serio su profesión, y a quienes algunos entusiastas manifiestan un respeto semejante al que solía ofrecerse a los verdaderos poetas en tiempos pasados, cuando aún existían poesía y poetas.
CUENTOS MARAVILLOSOS. Sueño de Flautas
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Toma esto, dijo mi padre, y me alcanzó una pequeña flauta de hueso, «tómala y no olvides a tu anciano padre cuando alegres a la gente con tu música en países lejanos.
CUENTOS MARAVILLOSOS. Una sucesión de sueños
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Me pareció que permanecía una cantidad de tiempo denso e inútil en el tibio salón, desde cuya ventana situada al norte miraba el falso lago con sus fiordos postizos, y donde nada me-atraía y retenía excepto la presencia de la bella y sospechosa dama a quien tomé por una pecadora.
Demian
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"Comienzo mi historia como un acontecimiento de la época en que yo tenía diez años e iba al Instituto de letras de nuestra pequeña ciudad. Muchas cosas conservan aún su perfume y me conmueven en lo más profundo con pena y dulce nostalgia: callejas oscuras y claras, casas y torres, campanadas de reloj y rostros humanos, habitaciones llenas de acogedor y cálido bienestar, habitaciones llenas de misterio y profundo miedo a los fantasmas. Olores a cálida intimidad, a conejos y a criadas, a remedios caseros y a fruta seca. Dos mundos se confundían allí: de dos polos opuestos surgían el día y la noche."
Dentro y fuera
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"Había una vez un hombre llamado Frederick; se dedicaba a tareas intelectuales y poseía una amplia extensión de conocimientos. Sin embargo, no todos los conocimientos significaban lo mismo para él, ni apreciaba cualquier actividad intelectual. Tenía preferencia por un cierto tipo de pensamiento, desdeñando y detestando los otros. Sentía un profundo amor y respeto por la lógica - ese método admirable - y, en general, por lo que él llamaba "ciencia"."
Ejecución, La
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"En su peregrinación, el maestro y algunos de sus discípulos bajaron de la montaña al llano y se encaminaron hacia las murallas de la gran ciudad. Ante la puerta se había congregado una gran muchedumbre. Cuando se hallaron más cerca vieron un cadalso levantado y los verdugos ocupados en llevar a rastras hacia el tajo a un individuo ya muy debilitado por el calabozo y los tormentos. La plebe se agolpaba alrededor del espectáculo. Hacían mofa del reo y le escupían, movían bulla y esperaban con impaciencia la decapitación."
El camino difícil
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"Delante del desfiladero, junto a la oscura entrada rocosa, quedé vacilante y me volví mirando hacia atrás. El sol brillaba sobre ese grato mundo verde y en los prados relucían tremolantes las pardas flores de la hierba. Allí se estaba bien, había calidez y placer amable, allí el alma vibraba en lo profundo, satisfecha como un velludo abejorro saturado de aroma y luz. Y quizá yo estaba loco por querer abandonarlo todo y disponerme a subir a la montaña."
El juego de los abalorios
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"El juego de abalorios es por su tono y su contenido el resumen de la experiencia de una vida patriarcalmente llevada, es crítica constructiva de nuestra época, utópico esbozo de un mundo por venir y, sobre todo, síntesis y armonización de saber y de fe."
El lobo estepario
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"El día había transcurrido del modo como suelen transcurrir estos días; lo había malbaratado, lo había consumido suavemente con mi manera primitiva y extraña de vivir; había trabajado un buen rato, dando vueltas a los libros viejos; había tenido dolores durante dos horas, como suele tenerlos la gente de alguna edad; había tomado unos polvos y me había alegrado de que los dolores se dejaran engañar; me había dado un baño caliente, absorbiendo el calorcillo agradable; había recibido tres veces el correo y hojeado las cartas, todas sin importancia, y los impresos, había hecho mi gimnasia respiratoria, dejando hoy por comodidad los ejercicios de meditación; había salido de paseo una hora y había visto dibujadas en el cielo bellas y delicadas muestras de preciosos cirros."
El rey Yu
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"La historia de la antigua China ofrece escasos ejemplos de monarcas y estadistas que fuesen derrocados a causa de haber caído bajo la influencia de una mujer y de un enamoramiento. Uno de estos raros ejemplos-y uno muy notable- es el del rey Yu de Tchou y su mujer Bau Si. El país de Tchou lindaba por el oeste con los territorios de los bárbaros mongoles, y la sede de su Corte, Fong, se encontraba en medio de una región poco segura, que de vez en cuando se veía expuesta a los asaltos y saqueos de aquellas tribus bárbaras. Por ello fue preciso ocuparse de reforzar al máximo las fortificaciones fronterizas y, sobre todo, de proteger mejor la Corte."
El salto
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"Al intentar recoger para la preciada posteridad la vida del noble Willibald vom Ármel, el Joven, somos perfectamente conscientes tanto de la dificultad de nuestra tarea como de lo poco modernos que son estos trabajos y cuán mal considerados están. Una época que teje coronas para el inventor del cascanueces atómico y sólo consigue contener la afluencia del público a los viajes dominicales a Saturno con ayuda de grandes efectivos policiales, una época que sólo reconoce y venera el éxito material y los esfuerzos deportivos mesurables, no respetará, ni hará justicia ni tampoco se interesará por las hazañas de la estilística ni por los intentos de afinar el piano de Gottwalt Peter Harnischen, por no citar ya nuestra tentativa de honrar la memoria de Willibald vom Ármel, el Joven."
El último verano de Klingsor
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Entre los Masagetas
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"Pese a que mi patria -si es que yo tengo patria- aventaja sin género de duda al resto de los países del globo terráqueo en encantos y espléndidas realidades de todo d de hace algún tiempo volví a sentir la comezón tipo, es de viajar e hice un viaje al lejano país de los masagetas que no había visitado desde la época del descubrimiento de la pólvora. Experimentaba curiosidad por ver hasta qué punto este pueblo tan famoso y valiente, cuyos guerreros antaño derrotaran al gran Ciro, había podido evolucionar y adaptarse a los usos de los tiempos que corren."
Fábula de los ciegos, La
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"Durante los primeros años del hospital de ciegos, como se sabe, todos los internos detentaban los mismos derechos y sus pequeñas cuestiones se resolvían por mayoría simple, sacándolas a votación. Con el sentido del tacto sabían distinguir las monedas de cobre y las de plata, y nunca se dio el caso de que ninguno de ellos confundiese el vino de Mosela con el de Borgoña. Tenían el olfato mucho más sensible que el de sus vecinos videntes. Acerca de los cuatro sentidos consiguieron establecer brillantes razonamientos, es decir que sabían de ellos cuanto hay que saber, y de esta manera vivían tranquilos y felices en la medida en que tal cosa sea posible para unos ciegos."
Faldum
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"La carretera que llevaba a la ciudad de Faldum a lo largo del montañoso país, atravesaba bosques, trigales, prados verdes y extensos. Y cuanto más se acercaba a la ciudad, tanto más frecuentes eran las granjas, huertos y casas de campo a lo largo del camino. El mar se hallaba a gran distancia -no se lo veía y el mundo no parecía consistir sino en colinas, valles pequeños y hermosos, praderas, bosques, labrantíos y huertos frutales."
Iris
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"En la primavera de su infancia, Anselmo correteaba por el verde jardín. Una flor entre las flores que su madre.. cultivaba y que había recibido el nombre de lirio, le era particularmente grata. Arrimaba sus mejillas a sus hojas altas, de color verde claro, apretaba con cuidado los dedos contra las puntas agudas, y miraba largamente en su interior aspirando su floración grande y maravillosa."
Juego de sombras
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"La amplia fachada principal del castillo era de piedra clara y sus grandes ventanales miraban al Rin y a los cañaverales, y más allá a un paisaje luminoso y abierto de agua, juncos y pasto donde, más lejos aún, las montañas arqueadas de bosques azulados formaban una suave curva que seguía el desplazamiento de las nubes; sólo cuando soplaba el Foehn, el viento del Sur, se veía brillar los castillos y los caseríos, diminutas y blancas edificaciones en la lontananza. La fachada del castillo se reflejaba en la corriente tranquila, alegre y frívola como una muchacha; los arbustos del parque dejaban que su verde ramaje colgara hasta el agua, y a lo largo de los muros unas góndolas suntuosas pintadas de blanco se mecían en la corriente. Esta parte risueña y soleada del castillo estaba deshabitada."
Klein y Wagner
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"FRIEDRICH KLEIN se quedó completamente ensimismado en el tren, después de los rápidos acontecimientos y la excitación de la huida y del paso de la frontera; tras un torbellino de tensiones y de incidentes, de emociones y peligros. Estaba aún profundamente asombrado de que todo hubiera ido bien. El tren corría con extraño ajetreo hacia el Sur — ahora ya no tenía prisa — ; arrastraba velozmente a los pocos viajeros por lagos, montes, cascadas y otras maravillas naturales, a través de ensordecedores túneles y sobre puentes que se balanceaban suavemente."
Knulp
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A principios del año noventa nuestro amigo Knulp hubo de pasar varias semanas en el hospital y cuando fue dado de alta -a mediados de febrero- hacía un tiempo infernal, de suerte que a los pocos días de andar por la calle volvió a sentirse un poco febril y tuvo que permanecer en algún cobijo.
La ciudad
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"Esto Marcha!" -gritó el ingeniero cuando llegaba, sobre el tramo de vía que ayer habían acabado de instalar, el segundo tren repleto de gente, carbón, herramientas y víveres. La pradera ardía silenciosamente a la luz amarilla del sol, la alta cordillera boscosa se erguía en el brumoso azul del horizonte. Perros salvajes y búfalos de la pradera, sorprendidos, observaban como en la deshabitada comarca comenzaba el trabajo y el barullo, como sobre la tierra verde surgían manchas de carbón y cenizas, de papel y de hojalata."
La conversión de Casanova
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" En Stuttgart, hacia donde lo atrajo la fama mundial de la lujuriosa corte de Carlos Eugenio, no le fue bien a Giacomo Casanova, el caballero de fortuna. Ciertamente, como en toda ciudad del orbe volvió a encontrarse enseguida con una cantidad de viejos conocidos, entre ellos la veneciana Gardella, por entonces favorita del duque; y pasó algunos días alegre y despreocupado en compañía de bailarines y bailarinas, músicos y actrices de su amistad. Asimismo parecía que tenía asegurada una buena acogida en casa del embajador austríaco, en la corte y aun en lo del propio duque."
La fábula de los ciegos
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"Durante los primeros años del hospital de ciegos, como se sabe, todos los internos detentaban los mismos derechos y sus pequeñas cuestiones se resolvían por mayoría simple, sacándolas a votación."
La leyenda china
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"Esto se cuenta acerca de Meng Hsie. Cuando supo que últimamente los artistas jóvenes se ejercitaban en colocarse cabeza abajo, decían que para ensayar una nueva visión, inmediatamente Meng Hsie practicó también este ejercicio. Y después de probarlo un rato declaró a sus discípulos: —Cuando me coloco cabeza abajo se me presenta el mundo bajo un aspecto nuevo y más hermoso. Esto se comentó, y los jóvenes artistas se ufanaban no poco de que el anciano maestro hubiese respaldado así sus experimentos. Se sabía que apenas hablaba, y que enseñaba a sus discípulos no mediante doctrinas sino con su simple presencia y su ejemplo. Por eso sus manifestaciones llamaban mucho la atención y se difundían por todas partes."
La metamorfosis de Píctor
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"Apenas había caminado unos pasos por el paraíso cuando Píctor se dio de bruces con un árbol que era hombre y mujer a la vez. Saludó al árbol con deferencia y dijo: -¿Eres tú el árbol de la vida? Pero cuando vio que quien se aprestaba a responder era la serpiente en lugar del árbol, dio media vuelta y prosiguió su camino. Era todo ojos: ¡le gustaba todo tanto! Sintió intensamente que se encontraba en la fuente y origen de la vida. Se topó con otro árbol, que era sol y luna a la vez. Y dijo Píctor: -¿Eres tú el árbol de la vida?"
La no fumadora
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Los viejos vagones que recorren Gotthard no se caracterizan precisamente por su comodidad, pero están provistos de un agradable y gentil detalle en el mobiliario que a mí siempre me ha gustado y que me parece digno de ser imitado.
La petición de mano
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En la Hirschengasse hay una discreta tienda de lencería que, al igual que el vecindario, se ha mantenido imperturbable ante las transformaciones de los nuevos tiempos y que cuenta con una nada menospreciable clientela.
La ruta interior
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"Hay momentos en que nuestras acciones -el ir de aquí para allá, el hacer esto o aquello se desenvuelven de modo tan fácil y libre que nos parece como si todo pudiera ser de otro modo. En otros momentos, en cambio, todo aparece como rígido e inmutable, como si nada fuera libre o fácil y hasta nuestra respiración parece determi¬nada por poderes extraños y por un destino fatal."
Leyenda del rey indio, La
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"En la antigua India de los dioses, muchos siglos antes del advenimiento de Gotama Buda el excelso, sucedió que los brahmanes ungieron a un nuevo rey. Este joven monarca gozó de la confianza y las enseñanzas de dos sabios varones que le enseñaron a purificarse mediante el ayuno, a someter a la voluntad los impulsos tormentosos de su sangre y a preparar su mente para el entendimiento del Todo y Uno."
Lo que vio el poeta al anochecer
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En el sur, en el encendido crepúsculo de un día de julio, las cumbres rosadas de las montañas flotaban entre las azules brumas veraniegas; en la campiña hervía sofocante la espesa vegetación; el maíz, alto y recio, estaba rebosante; en muchos campos se había cortado ya el trigo; las flores de los prados y jardines exhalaban dulces y penetrantes fragancias que se mezclaban con el suave y fino olor del polvo de la carretera.
Los dos hermanos
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" Érase una vez un padre que tenía dos hijos. El uno era hermoso y fuerte, el otro pequeño y contrahecho; por ello despreciaba el grande al pequeño. Esto no le gustaba nada al menor y decidió emigrar lejos e ir por el mundo. "
Narciso y Goldmundo
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"Ante la puerta de entrada del convento de Mariabronn —un arco de medio punto sustentado en pequeñas columnas geminadas— alzábase, en el mismo borde del camino, un castaño, solitario hijo del mediodía que un romero había traído en otro tiempo, árbol gallardo de robusto tronco. Su redonda copa pendía blandamente sobre el camino y aspiraba las brisas a pleno pulmón. Por la primavera, cuando todo era ya verde en derredor y hasta los nogales del convento ostentaban su rojizo follaje nuevo, aún demoraba buen trecho la aparición de sus hojas. En la época en que son más cortas las noches, hacía surgir de entre la fronda los pálidos rayos verde claros de sus extrañas flores, cuyo áspero olor evocaba recuerdos y oprimía."
Noticia curiosa de otra estrella
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"En una de las provincias meridionales de nuestra hermosa estrella había ocurrido una desgracia espantosa. Un terremoto acompañado por tremendas tormentas e inundaciones había dañado tres grandes pueblos y todos sus jardines, campos, bosques y plantaciones. Muchísimas personas y numerosos animales habían perecido, y, lo más penoso de todo, faltaban las flores necesarias para revestir a los muertos y adornar en debida forma sus sepulcros."
Parábola china
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"Un anciano llamado Chunglang, que quiere decir «Maese La Roca», tenía una pequeña propiedad en la montaña. Sucedió cierto día que se le escapó uno de sus caballos y los vecinos se acercaron a manifestarle su condolencia."
Poemas de Hermann Hesse
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"El estío, cansado, inclina la cabeza para verse surgir, amarillo, del lago. Hago mi camino cansado y polvoriento por las alamedas en penumbra."
Poesía (Hermann Hesse)
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"Frío crepita el viento otoñal entre los secos juncos agrisados por la tarde; Aleteando, las cornejas vuelan del sauce a tierra adentro. Solo, un anciano se detiene un instante en la orilla, siente el viento en sus cabellos, la noche y la nieve inminente; eleva su mirada de los bordes de sombra hasta la luz, allí donde, entre mar y nube, cálida sonreía aún, iluminada, la cinta de una orilla lejana: áureo más allá, dichoso como el sueño y la poesía. Firmemente retiene en sus ojos la fulgurante imagen, piensa en la patria, recuerda sus buenas épocas, ve empalidecer el oro, lo ve extingirse, se vuelve y, lentamente, se dirige"
Rastro de un sueño
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"Érase un hombre que practicaba el poco respetable oficio de escritor de amenidades. Formaba parte, empero, de aquel reducido número ero de literatos que, en la medida de lo posible, toman en serio su profesión, y a quienes algunos entusiastas manifiestan un respeto semejante al que solía ofrecerse a los verdaderos poetas en tiempos pasados, cuando aún existían poesía y poetas."
Siddhartha
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"A la sombra de la casa, al sol de la orilla del río, junto a las barcas, a la sombra de los sauces, a la sombra de las higueras, creció Siddhartha, el hijo hermoso del brahmán, el joven Falke, junto con Govinda, su amigo, el hijo del brahmán. El sol quemó sus claras espaldas a la orilla del río, al bañarse, al hacer las abluciones sagradas, al realizar los sacrificios sagrados. Sus ojos negros se cubrían de sombras en el bosque, sagrado, en el juego infantil, escuchando los cantos de la madre, en los sacrificios divinos, en las lecciones de su padre, el sabio, en las conversaciones con los doctos."
Sueño de flautas
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"«Toma esto», dijo mi padre, y me alcanzó una pequeña flauta de hueso, «tómala y no olvides a tu anciano padre cuando alegres a la gente con tu música en países lejanos. Es tiempo de que veas el mundo y aprendas algo. He mandado hacer esta flauta, porque no te gusta ninguna otra tarea, excepto cantar. Piensa también que debes tocar siempre canciones bonitas y amables, de lo contrario sería malgastar el don que Dios te ha concedido. »"
Último verano de Klingsor
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"EL ÚLTIMO VERANO de su vida lo pasó el pintor Klingsor -contaba cuarenta y dos años de edad- en tierras meridionales, cerca de Pampambio, Careno y Laguno, lugar que le gustaba desde hacía tiempo y que había visitado con frecuencia. Allí surgieron sus últimos cuadros, aquellas paráfrasis Ubres de las formas del mundo de los fenómenos, aquellos raros, brillantes, pero tranquilos cuadros soñolientos con árboles encorvados y casas llenas de plantas, cuadros que los expertos prefieren a los de su época «clásica». Su paleta ya presentaba entonces pocos colores, muy brillantes: amarillo y rojo cadmio, verde veronés, esmeralda, cobalto, violeta-cobalto, bermellón francés y granza."
Una sucesión de sueños
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"Me pareció que permanecía una cantidad de tiempo denso e inútil en el tibio salón, desde cuya ventana situada al norte miraba el falso lago con sus fiordos postizos, y donde nada me-atraía y retenía excepto la presencia de la bella y sospechosa dama a quien tomé por una pecadora. Contemplar debidamente su rostro constituía mi anhelo insatisfecho."
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