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+ DE PALACIO DE LA CULTURA -- A Teatro de la Maestranza
 
+ la construcciÓN DEL EDIFICIO
Un apasionante viaje aún no concluido

Mediado el año 1998 la Sociedad Estatal para la Exposición Universal de Sevilla 1992 renunció a la construcción del proyectado Teatro de la Ópera previsto en la Isla de la Cartuja. Propuso estudiar las posibilidades del Auditorio y reconvertir su la caja escénica en un escenario capaz de acoger espectáculos líricos siendo compatible con los conciertos de las grandes formaciones sinfónicas europeas y americanas que actuarían en Sevilla durante la Expo’92.
Estas modificaciones afectarían a la planta de escena, que pasaría de los 350 a los 800 m2 y obligaría a subir la torre, optándose por elevarla solamente hasta los 22 metros, bastante por debajo de la altura entendida como ideal en función de las dimensiones del escenario, por el impacto que podría producir en el entorno del edificio. Otros cambios necesarios serían el aumento del número de camerinos, la dotación de maquinaria e iluminación escénica, foso de orquesta y cabinas de control de luces y sonido. La zona dedicada a centro de investigación de artes plásticas pasaría a sala de exposiciones, ocupándose los espacios destinados en principio a éstas para las nuevas dotaciones. El Convenio con la Sociedad para la Exposición de 1992 fue firmado en febrero de 1989.

Técnicamente se hacía necesario poder cambiar el tiempo de reverberación del sonido, ya que la ópera y el drama exigen tiempos inferiores al requerido para la música sinfónica. Se imponía, por tanto, estudiar un sistema que permitiese transformar la acústica en función de los criterios sonoros de cada espectáculo y cambiar rápidamente las condiciones del auditorio para pasar de ópera a concierto tanto desde la arquitectura (foso, concha acústica, iluminación) como desde la acústica. Para reducir el tiempo de reverberación se colocó entre la cornisa reflectante y el techo de la sala una corona de 76 m de perímetro y 4 m de altura en la que se instalaron una serie de filtros acústicos, 250 cilindros de 3,20m de altura y un diámetro de 30 cm, forrados por coquillas de fibra de vidrio que, colgados de un rail perimetral, permiten su almacenamiento en la cara interna de esta galería técnica entrando y saliendo de la sala mediante carriles motorizados obteniendose por su absorción el tiempo de reverberación adecuado para cada espectáculo.

Tras la inauguración del Teatro el 2 de mayo de 1991 y un brillante ciclo operístico, de danza y sinfónico entre la primavera y el otoño de ese año, se realizaron pequeños ajustes y modificaciones antes de dar paso a la irrepetible programación de la Exposición Universal de 1992, donde cada participante presentó en el Maestranza las mejores compañías de ópera y conjuntos sinfónicos de su respectivos países. (ver programación completa en Programación: Otras temporada). Concluida la Exposición, la Sociedad estatal entregó el Teatro a las instituciones que lo gestionan, iniciándose un proceso en el que pasa de acoger espectáculos a producirlos, haciéndose necesarios nuevos espacios alrededor de la escena, (tengamos en cuenta que los espacios situados detrás de la escena -la chácena- duplican en ocasiones la superficie de la sala y el escenario juntos).

Iniciado el nuevo milenio continúa el, en palabras del arquitecto Aurelio del Pozo, apasionante viaje no concluido, acometiéndose una amplia remodelación y dotación técnica que se materializa en las obras de ampliación y reforma iniciadas en junio de 2005 y que a su termino, en el otoño de 2007, harán del Teatro de la Maestranza un escenario para el siglo XXI.

 

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